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jueves, 5 de abril de 2007

VALORES Y PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

Dignidad Humana: Como demócratas, partimos del reconocimiento del carácter fundamental de la dignidad humana y asumimos como tarea esencial su defensa y promoción.

Vida: Ante nuestra realidad que se empeña en desconocerlo, es necesario afirmar expresamente el valor fundamental de la vida de cada persona. Es inaceptable que una persona se arrogue el derecho de disponer de la vida de otra, por la razón que sea.

Libertad: Por su autonomía, la persona es libre para determinar su conducta y para definir y ejecutar su particular proyecto de vida. En el ejercicio la su libertad, la persona sólo tiene como límite la igual libertad de las otras personas. De aquí que, el más auténtico ejercicio de la libertad, además de razonabilidad, exige el más alto grado de Responsabilidad. El ejercicio razonable y responsable de la libertad es el que hace posible la convivencia.

Igualdad: El igual valor de las personas es el fundamento mismo de su libertad. En efecto, a nadie le está dado por sí mismo un mayor poder o autoridad para determinar la vida de las demás personas. En este sentido, uno de los primeros y más importantes pasos para comenzar a construir la democracia fue lograr el reconocimiento de la igualdad jurídica y política de las personas y con esta el desmonte de privilegios injustos. Sin embargo, aún hace falta trabajar por que esta igual libertad para vivir, tan evidente como valor, se materialice progresivamente en la forma de la igualdad de oportunidades políticas, económicas, sociales y culturales para ejercer la libertad.

Equidad: La efectiva realización de igual libertad para vivir de cadapersona, exige entender que la dignidad humana se realiza en concreto, para cada persona, según las particulares circunstancias sociales, económicas, culturales, de genero, etc. en las que se desenvuelve su vida.

Solidaridad: Asumimos la solidaridad como un valor fundamental y, por consiguiente, como un deber. La persona solidaria reconoce la igual dignidad de la otra persona y en consecuencia no sólo se abstiene de vulnerarla sino que además se compromete y coopera para su realización. De esta forma, se hace posible la equidad en las relaciones humanas. La solidaridad viene a ser, entonces, la condición para el ejercicio razonable y responsable de la libertad y así, también, para la equitativa distribución de oportunidades para ejercerla en el marco de una sociedad Democrática. La convivencia humana impone a cada persona el deber ser solidaria; así, al buscar la realización de la propia dignidad, cada persona debe respetar y contribuir a la realización de los derechos de las otras.

Tolerancia: La igual libertad para vivir de las personas implica principalmente reconocer el igual derecho y la infinita posibilidad que tienen de ser diferentes. Por esta razón, es inaceptable en el marco de una Sociedad Democrática toda forma de discriminación negativa, sea por motivos ideológicos, culturales, religiosos, étnicos, raciales, económicos, de opción sexual, de genero, etc..

Participación: Uno de los más importantes deberes en el marco de una Sociedad Democrática. Al participar, la persona se erige en factor determinante del destino común y del propio. La participación no sólo se reduce a la que se realiza en la constitución y desarrollo de la comunidad política, si no que se puede ejercer en todos los ámbitos de la vida social.

Pluralismo: La diversidad cultural, política, religiosa y en general de formas de vida es el fruto más inmediato del carácter autónomo de la persona. La Sociedad Democrática, que se funda en la igual libertad de las personas para vivir, es necesariamente pluralista.

Paz: La paz es un derecho humano. En consecuencia, el deber de reconocerlo deja como única alternativa renunciar a la violencia como medio para solucionar los conflictos.

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